viernes, 3 de octubre de 2014

Radiografías del Mal: Kairo (2001).

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Kairo es una rareza dentro de las rarezas del cine de terror japonés de fantasmas. Esta renovación del monstruo heredada de la literatura gótica en donde el contexto del miedo nos transportaba a un castillo, un bosque, un calabozo o una casa embrujada, ahora muta y se transfiere en las nuevas tecnologías. La muerte ya no está en un pasillo desolado o en una calle en medio de la nada, entendiendo que ahora el promedio de adolescentes les gusta aislarse en su cuarto y no salir de casa. Si uno no busca el peligro y las emociones fuertes pues inevitablemente el horror viajara por ondas y redes para llegar directamente a las pantallas de nuestros computadores. Eso es lo que hace más interesante a Kairo: plantear nuevas estrategias para que el mal se pueda colar en las puertas de nuestras casas, sea como sea. Una película donde el miedo es atmosférico y no repentino, con imágenes lentas, es un horror muerto, contemplativo, como la presentación de sus fantasmas, cargadas de una violencia nostálgica y supremamente atractiva (véase el aparente suicidio de un personaje o las marcas en la pared que dejan uno de los fantasmas). Kairo junto a The Ring anticiparon ese nuevo horror electromagnético (heredado un poco de la estética de la nueva carne de Cronenberg) sin perder las raíces de sus historias y de su folclor emparentadas con sus mitos sobre el mas allá y los espíritus que habitan sobre nuestro plano de vida. Excelente ejemplo de las versiones alternativas que pueden extraerse de un tema tan arquetípico como las presencias que han habitado desde siglos en nuestras historias. Es aterradora como el mismo demonio debajo de nuestras camas. Igualmente no tengo comentarios sobre su remake( donde un desconocido Wes Craven escribe el guión) Muy recomendada.
 
 
 
 

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