No fueron pocas las películas que fracasaron en el intento de alimentar la industria del cine nacional contando una historia colombiana, generalmente por argumentos que no convencieron al espectador de la realidad planteada o, por cruciales deficiencias en aspectos técnicos. En algunos casos, fallaron en ambos aspectos. Por esta razón, es un placer que la reciente Tierra en la Lengua logre ése propósito satisfactoriamente.
Inspirada en las memorias del director y guionista Rubén Mendoza, Tierra en la Lengua se trata de Don Silvio y sus últimos días en los campos del Casanare. Con este personaje y esta región, la película desarrolla un particular drama con el que el espectador se identificará como integrante de su propia estructura familiar y, con el que se describe acertadamente parte de nuestra identidad nacional.
Desde el primer minuto, Don Silvio genera sentimientos encontrados que van desde lo detestable hasta lo adorable y, entre lo admirable y lo reprochable, demostrándose gran solidez tanto en el personaje como en el actor principal. Ahora, el éxito se completa con el llano y la selva colombianos donde todo se enmarca y contextualiza. Además, se percibe un sincero vínculo emocional de Mendoza con estos elementos, pues aprovechó muy bien la riqueza de detalles que le ofrecieron las locaciones y los actores, fortaleciendo la historia y su estilo como director.
Estrenada en cartelera nacional el pasado viernes 18 de julio, Tierra en la Lengua cumple con las expectativas de un buen drama de ficción. Recomendada.
Calificación 4 / 5.
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