martes, 25 de mayo de 2010

LA DISCOGRAFÍA DE METALLICA ES BRILLANTE. (No solo sus primeros 5 álbumes) (A propósito del Death Magnetic World Tour. Bogotá, 10/III/2010)

Aclaraciones:

1. Soy un reciente fan de Metallica, aproximadamente desde algún punto del año 2003 cuando los sencillos de St. Anger empezaron a rotar en radio colombiana.
2. Divido la obra de Metallica en tres etapas que corresponden a las décadas de su trayectoria.
3. Mi predilección como fan comprende las tres etapas de la banda.
4. El “Set List” del concierto del 10 de marzo en Bogotá tuvo estas particularidades:
Número de temas interpretados por álbum:
  • Kill Em All: 2
  • Ride The Lightning: 4
  • Master Of Puppets: 1
  • And Justice for All… 3
  • Metallica: 3
  • Load: 0
  • Reload: 0
  • St. Anger: 0
  • Death Magnetic: 4

En conclusión, tocaron mas temas de los primeros dos álbumes que de los últimos cinco.

Metallica ha mutado dentro del género del metal en dos oportunidades durante su trayectoria, lo cual hizo muy interesante mi investigación sobre la banda como fanático reciente, sin embargo, invito a todos los interesados en la materia a revisar nuevamente las porciones de discografía que hicieron extrañar el Metallica “clásico” y tal vez ignorar el Metallica “audaz” y el “vanguardista”.

En los años 80 Metallica alcanzó la categoría de leyenda al impulsar magistralmente el subgénero del “Trash Metal”. La reputación de los primeros cuatro álbumes de Metallica precede cualquier nueva apreciación que pueda hacerse al respecto. Igualmente acontece con el álbum “Metallica” o “Álbum Negro” de 1991 que marca el inicio de la segunda etapa de Metallica, aunque merece una mención especial por su inmensurable impacto en la cultura popular.

En el transcurso de los años 90 alteraron su música y su imagen sustituyéndolos por lo alternativo, rasgo que conservan desde entonces. Efectivamente, el cambio se tradujo en una modificación de la audiencia y una posibilidad de competir con las olas de excelentes propuestas de la época. El cambio de la banda fue tan dramático que tanto la crítica como los seguidores, confundidos por lo que esperaban y lo que efectivamente les fue otorgado, dejaron pasar a la historia dos álbumes excelentes como lo son Load de 1996 y Reload de 1997, sin pena ni gloria.

Después de cinco años de no crear un álbum de estudio y de sortear varios problemas internos (para lo que recomiendo revisar el documental “Some Kind Of Monster” de 2004), Metallica sacó al mercado “St. Anger” en 2003, un álbum que poco a poco fue atrayendo mi atención por su particular pesadez y estridencia, hasta alcanzar el nivel de disco de culto en mi colección. Después de haberlo escuchado muchas veces y de percibir detalles muy específicos de producción que evidencian la gran cantidad de tiempo que le tomó a la banda consumarlo, lo destaco por su singularidad dentro de la discografía de la banda y dentro del género del metal. Además, expongo esta opinión para encontrar otro devoto de “St. Anger” con quien compartir mis apreciaciones.

Finalmente, a la mutante discografía de Metallica se sumó el Death Magnetic de 2008, álbum al que precedió toda la publicidad de una nueva obra de una banda de este calibre y un poco de reproducción por radio que se prolongó un poco más con la noticia del regreso a Bogotá, pero que tal vez no se le ha dado la atención que considero merece.

En algún momento del concierto en Bogotá, y después de una generosa tanda de temas de la primera etapa de Metallica, James Hetfield hizo una pausa para advertirnos a los asistentes lo obvio: Que iban a tocar canciones del último disco. Además, preguntó con cara de sincera inquietud si nos había gustado. ¿Por qué lo advirtió? Y ¿Por qué preguntó si nos había gustado? Tal vez, porque no está claro.

La reacción de una audiencia al estímulo generado por una canción en vivo es contundente. Por ejemplo, quienes asistimos constatamos el efecto de un tema de la primera etapa de Metallica tocado instrumentalmente por cuatro chelos a manos de la banda Apocalyptica en Rock Al Parque 2005, o por los mismos Metallica en el concierto del 10 de marzo pasado. Distintamente ocurrió durante la interpretación de los cuatro temas del Death Magnetic, en donde la reacción generalizada fue casi catatónica.

Si las canciones del Death Magnetic acabaran de ver la luz y Bogotá fuera el primer escenario visitado en la gira mundial se entendería fácilmente que la reacción del público fuera tenue. Sin embargo, 18 meses después de haber salido al mercado Death Magnetic (12 de septiembre de 2008) Bogotá recibió “That was Just Your Life”, “The End Of The Line” “Broken, Beat and Scarred” y “Cyanide” como si fueran de una banda telonera. ¿Por qué?

Como posible respuesta al interrogante me remito al diagnóstico propuesto en mi primer artículo “La Tecnología Amenaza la Apreciación de Obras Musicales” modificado por “El Lado Negativo De La Tecnología en la Apreciación Del Álbum” como posible explicación para el fenómeno.

Al igual que St. Anger, Death Magnetic no es un álbum fácil de escuchar pero esa condición es una característica que lo hace muy sincero como obra de arte y al menos para mí, especial. Una vez superadas las primeras y arduas reproducciones (que en ambos casos superan los 60 minutos) la satisfacción está garantizada, pero el debate sobre la importancia de la propuesta de Metallica en la actualidad, pendiente, ya que generalmente se analiza bajo una óptica determinada por lo que la banda fue hace muchos años.

Si no me equivoco, la gran conclusión de la crítica sobre el Death Magnetic resume lo que todos los fanáticos clásicos de Metallica quisieron escuchar desde hace muchos años: “Es el regreso de Metallica a sus raíces”, “Revive los magníficos momentos del And Justice For All…” y otras apreciaciones con las que sólo estoy de acuerdo porque le dieron una buena calificación. En realidad, creo que el álbum (al igual que St. Anger) eleva el estándar de calidad dentro del género del metal y a su vez dentro de la música popular.

En conclusión, quería renovar criterios sobre los álbumes de Metallica a partir de 1996, razón por la cual espero sus comentarios pues pueden generar un artículo particular sobre cualquiera de ellos.

1 comentarios:

rickiwarrior dijo...

Estoy de acuerdo con el autor, St. Anger es un discazo. (Además tiene el mejor arte de todos Pushead/Anton Corbjin)
Recomiendo el corte "The Unnamed Feeling"

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