Last Splash muestra muchas cosas buenas, la conjunción de músicos ingleses y americanos, el talento de Kim Deal y que el esplendor de los noventa obedece también a las muchas participaciones de las mujeres en ésa escena alternativa, aportando el toque único de delicadeza que solo ellas podían darle. Ah! y por supuesto, Cannonball, uno de los himnos de la década que nos recuerda el lado alegre y bailable del rock.
Este álbum tiene una atmósfera muy particular, aunque siendo relajado le permitió moverse en espacios pesados del momento y vender muchas copias en el mundo. Llegó además a muchos corazones, lo que según mi punto de vista, fue la mejor protesta de Kim Deal ante la (grandiosa) tiranía de Black Francis en Pixies, cuyas consecuencias todavía permanecen.
En las presentaciones en vivo de los temas de Last Splash llama la atención cuan poco virtuoso es este álbum, pero eso sí, con un poder de seducción envidiable. Una empatía particular que te permite escucharlo en cualquier espacio o tiempo. Muy recomendado!
Feliz aniversario!
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