miércoles, 24 de diciembre de 2014

Editorial - Estéreo Picnic 2015


Una vez anunciado el line up del esperado Estéreo Picnic 2015 y decantadas las emociones que se generaron con la noticia, queríamos pronunciarnos al respecto. Ahora, esta opinión surge después del natural cuestionamiento acerca de las razones por las cuales hace un año "brincábamos en una pata" de la felicidad, mientras que ahora estamos inmersos en una sensación de incertidumbre generalizada. Revisando la investigación y opiniones de otros periodistas y columnistas que hicieron la tarea hace un mes, en el inmediato calor de la noticia del momento, encontramos que los argumentos y respuestas ya fueron manifestados.

Algunos convencen y otros no tanto.

Y antes de entrar en materia, recordemos que vivimos en una economía de libre mercado, aquella "organización y asignación de la producción y el consumo de bienes y servicios que surge del juego entre la oferta y la demanda", y que negar a estas leyes ES UNA TRAMPA!


Las bandas nacionales (el reiterativo tema de).
[...] Y tristemente, un tiroteo letal contra todas las bandas colombianas, grandes y emergentes, que fueron desolladas por sus mismos compatriotas en tiempo real. (Nicolás Vallejo en Estéreo Picnic: una semana después de la 'trolleada')
El cúmulo de comentarios negativos, tiene varios focos evidentes: el más importante de todos, es indudablemente un rechazo hacia lo nacional y lo emergente. La indiferencia de una turba desaforada de “usuarios” se torna odio a partir de una idea aparentemente sencilla, pero solo apartentemente: la ampliación del festival hacia una tercera tarima. (Por Alejandro Marín en “No nos gusta mirarnos al espejo”: Philippe Siegenthaler)
Estéreo Picnic 2014 es el elevado punto de comparación que nos guía en esta oportunidad. Pero recordemos que aún con la excelente aceptación de la noticia por parte del público hace un año, las bandas nacionales no estuvieron excentas de la reglamentaria dosis de crítica destructiva. Al respecto, manifestamos nuestra solidaridad en nuestra editorial del pasado 22 de noviembre de 2013. Sin embargo, creemos que el ya reiterativo tema tiene un tonito cansón, alrededor del cual se exponen argumentos no tan sólidos.

Seguramente el tema no era reiterativo hace 20 años porque vivíamos en mercados muy cerrados sin la sobre oferta cultural actual ni las redes sociales, pero no recordamos una lloradera colectiva en los medios porque alguien dijo que los de Ultrágeno eran unos gomelos, porque el entonces extraño vocabulario de Andrea Echeverry era una lobería, o porque Agony y La Pestilencia se fueron a probar suerte produciendo discos en Estados Unidos y que en consecuencia todos eran una mierda.

Con o sin los comentarios odiosos de las personas, muchas bandas nacionales morirán en el intento. Pero lo que si tenemos clarísimo es que todas las bandas sobrevivientes aprendieron a defenderse solitas, de abucheos y monedazos en los conciertos, así como ahora tendrán que aprender a sobrevivir con unas cuantas tonterías escritas en Facebook.
[...] Y este año el cartel tiene un enfoque importante en el tema de las bandas emergentes. [...] Nos acusaron de poner muchas bandas desconocidas. Pero es que de eso se trata. De pasar de ver gratis, a pagar por ver, a pagar por conocer. Es difícil, pero para eso son los festivales. (Sergio Pabón en Estéreo Picnic: una semana después de la 'trolleada')
Estamos de acuerdo en reclamar al espectador un mínimo de mente abierta en materia cultural, pero creemos que el argumento de que en los festivales se paga por conocer es relativo. Tu pagas por conocer cuando vas al cine o cuando entras a una nueva exposición en un museo, pero cuando estás hablando de ciertas sumas de dinero todo cambia. Es verdad que no hay festival sin bandas emergentes, pero no puedes pretender que todo el mundo esté dispuesto a pagar mucho dinero por conocer, menos cuando hay festivales anuales gratuitos donde puedes satisfacer ésa necesidad, además de todas las ideas preliminares que puedes hacerte del mundo real a través de internet.

El drástico cambio que sufrió la industria musical después del año 2000 es prueba de ello. Las bandas han tenido que adaptarse a las nuevas formas del mercado para sobrevivir y si la gente ya ni siquiera compra un disco para conocer, suena extraño que te sugieran que los festivales son para este propósito, cuando la entrada para un día cuesta alrededor de doscientos dólares.
La gente también nos cuestiona por repetir bandas, y al respecto, tengo una cosa para decir: tenemos que repetir bandas o si no nunca vamos a tener bandas grandes aquí. [...] (Sergio Pabón en Estéreo Picnic: una semana después de la 'trolleada')
Leemos esto y nos preguntamos ¿En serio tenemos que repetir bandas? ¿Tener "bandas grandes aquí" es responsabilidad nuestra? En un mundo de sobre-oferta en materia cultural y de entretenimiento en realidad suena extraño "tener que repetir bandas". Por otra parte, no recordamos haber repetido (ni siquiera haber visto) a Shakira en concierto para que fuese grande. Por otro lado, creo que si volvemos a escuchar Fuego de Bomba Estéreo en concierto terminaremos detestándola. Entonces, ¿Hay alguna lógica adicional a la económica que tengamos que entrar a considerar aquí para comprender esta afirmación?
[...] pero la verdad es que en Colombia también hay unas bandas tremendas. Al madurar como curadores, como promotores, como gestores culturales, empezamos a descubrir estos errores en nuestro pasado. Ahora se la vamos a meter toda a lo nacional. Por eso, vamos a abrir una tercera tarima donde va a estar todo este talento emergente. (Sergio Pabón en Estéreo Picnic: una semana después de la 'trolleada')
[...] La gente espero que vaya aprendiendo. Y sobre todo que vaya aprendiendo que los artistas nacionales necesitan estas oportunidades y el apoyo de todos. Se está haciendo música increíble en este país como para despreciarla. Debemos ser orgullosos y crecerla. [...]Como que no nos gusta mirarnos al espejo. ¿Quizá somos acomplejados? Lo triste es que estamos dejando de ver una generación impresionante, rica en ideas, original, rebelde y a la par de cualquier cultura musical del mundo. Por eso tenemos, desde nuestras posibilidades, que dar la lucha porque se den a conocer y ojalá crezcan. (Por Philippe Siegenthaler en “No nos gusta mirarnos al espejo”: Philippe Siegenthaler)
De la lectura de estos comentarios pareciera que en Colombia uno sale a la calle y lo primero que escucha es música extranjera. Que en la primera de mayo solo hay bares de metal, que nadie en la casa tiene un disco de vallenato, y que en las fiestas familiares se baila al ritmo de los Rolling Stones

Si bien es cierto que la guía de músicos extranjeros como Richard Blair o Danny Boom (cuyas entrevistas para Vice Colombia por Nicolás Vallejo recomendamos muchísimo) nos han enseñado a apreciar y a vender todas éstas maravillas musicales colombianas a las que se hace referencia, enfoquémonos por favor en los resultados positivos que esta escuela de veinte años nos ha traído, en vez de estar pretendiendo que los jóvenes que pagan entradas para Estéreo Picnic lo hacen para ver bandas colombianas. Si eventualmente este es el escenario, bien. Si no, también. La música colombiana encontrará o no sus espacios, pero quienes determinan qué desean escuchar en Estéreo Picnic son sus clientes, de ahí todas estas opiniones que sean han derivado a propósito. 

En todo lo demás estamos de acuerdo. Es decir, que faltó una banda de rock clásica, que organizar un festival no es fácil, que no se pueden escoger artistas a la carta, que la grosería y la falta de respeto sobran, que debe haber presencia de lo nacional y de lo emergente en el festival, y sobre todo, que en la versión 2015 de Estéreo Picnic tocan Jack White y Systema Solar que son una elegancia.

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1 comentarios:

Daniel Ospina dijo...

Yo soy partidario de apoyar el talento venga de donde venga, mas allá de nacionalismos y esas cosas. De hecho es muy probable que si no hubieran traído a Kasabian, yo habría sido uno de los que se iba lanza en riste contra los organizadores. Pero básicamente el articulo insinúa que no es necesaria una industria musical seria de lo alternativo (paradoja donde las haya) en Colombia porque el cliente "siempre tiene la razón".

Yo no digo que lo que saque Colombia me guste demasiado, pero pienso que no darle un apoyo de esa magnitud a la escena local implicaría que a mediano plazo no haya un relevo generacional en ese ámbito, y que los que canten acerca de nuestras realidades sean tipos que cantan en ingles pero que uno los sigue porque "tienen buen ritmo".

Igual, como dije desde que salio ese cartel, su éxito dependerá exclusivamente de las bandas locales. Así lo plantea Estereo Picnic, y así lo tenemos que ver quienes le dedicaremos posts al tema en marzo.

PD: Yo habría esperado al menos un año mas para volver a poner a Major Lazer en el Festival.

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